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La alimentación en personas mayores

     

    Alimentación en personas mayoresLa alimentación en personas mayores es algo que ha de llevarse de la manera más saludable posible, por muy diversas razones. La tercera edad es una etapa decisiva y crucial en la vida de toda persona, y donde se producen cambios de gran importancia a nivel fisiológico, neurológico y psicológico en el individuo. Una época en que, si no se adoptan hábitos de vida saludables, puede caerse fácilmente en la ansiedad, la depresión, el aislamiento social, o determinadas patologías (sean físicas, psíquicas o emocionales) que suelen asociarse o vincularse sobre todo a las edades avanzadas.

    Para evitar tales problemas y trastornos, la alimentación ha de ser fuente de energía y de salud para las personas mayores, y tener en cuenta que los cambios en el organismo, el diferente metabolismo, etc, inciden en una distinta nutrición de la persona anciana y en que esta albergue, pues, otras necesidades en cuanto a alimentación.

    Una buena alimentación en personas de edad avanzada puede contribuir, o bien a prevenir enfermedades diversas, o bien a disminuir y aplacar los síntomas y secuelas de las que ya se padezcan. Téngase en cuenta que tanto las anemias, la malnutrición o el colesterol pueden ser fuentes de problemas de salud mucho más graves. Y también, por el otro lado, que determinadas dolencias pueden ocasionar o ser causa de anemias o malnutrición.

    Algunos consejos para una alimentación sana en personas ancianas

    Para una mejor alimentación en personas de avanzada edad, es preciso tener muy en cuenta una serie de consejos previos:

    • Mantener una alimentación y dieta variada y equilibrada, a ser posible dentro de lo que se conoce como dieta mediterránea (cardiosaludable y rica en nutrientes según los descubrimientos científicos que al respecto han venido realizando los médicos y nutricionistas). Así, se ha de incluir abundancia de verduras y hortalizas de la huerta, pescados, legumbres, cereales, donde las carnes rojas constituyan la menor porción posible de alimentación a la semana, y se antepongan las carnes blancas en lo que a consumo cárnico respecta. En todo caso, una dieta rica en fibra, baja en grasas y azúcares añadidos (no así la fructosa, azúcar natural de la fruta).
    • Hacer énfasis, pues, en la necesaria reducción de lípidos o grasas monoinsaturadas, carnes rojas, etc, y aumentar el consumo de grasas poliinsaturadas, ricas en ácidos esenciales como el omega-3, presentes en pescados como el salmón y las sardinas, y de notables beneficios cardiovasculares.
    • Asimismo, es recomendable incrementar el consumo de grasas vegetales, sobre todo aceite de oliva, cuyas cualidades cardiosaludables son bien conocidas. Debemos tener precaución con el consumo de ciertos productos que se presentan en envase y en cuya elaboración se ha empleado aceite de palma o de coco, que pueden ser nocivos para la salud, dado su alto contenido en grasas monoinsaturadas.
    • Además, para una mejor alimentación en personas mayores, es preciso consumir productos lácteos bajos en grasas: por ejemplo, leche desnatada o semidesnatada, siempre y cuando estas modalidades de leche conserven además los nutrientes adecuados. El consumo de calcio es soberanamente importante en la edad provecta debido a la descalcificación ósea propia de tales avanzados años.
    • El consumo de verduras, hortalizas, leguminosas, cereales y frutas, es de suma importancia, dado su alto contenido en vitaminas, hierro y otros minerales, y fibra, esta última fundamental para la buena regulación intestinal en una época de la vida en que tal regulación tiende a hacerse más dificultosa.
    • También para una mejor alimentación en personas ya ancianas, es indispensable limitar el consumo de sales y azúcares, y beber mucha agua diariamente, ya que la rehidratación del organismo en edades avanzadas se presenta como mucho más dificultosa.