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Cuidado de mayores con gripe

     

    Cuidado de mayores con gripe El cuidado de mayores con gripe requiere paciencia y conocimiento de las particularidades de esta enfermedad en las personas de edad avanzada. La tercera edad es una etapa decisiva en la vida, en que se producen cambios físicos, psíquicos y fisiológicos fundamentales, que obviamente contribuyen a variar los efectos de diversas dolencias, entre ellas la gripe.

    Es preciso tener en cuenta que con la mucha edad la piel adelgaza y cambia el funcionamiento de los sensores y reguladores térmicos de esta, así como el metabolismo se hace calórico (por esta razón, las personas ancianas necesitan de un mayor consumo de calorías que el resto del espectro de edades). Todo ello confluye en que los mayores siempre tengan frío, pues su temperatura corporal es más baja que las de otros períodos de la vida. Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que, por añadidura, las bajas temperaturas facilitan el contagio de enfermedades víricas. Por tanto, es muy fácil que los más mayores sucumban a los brotes y epidemias de gripe que se dan todos los inviernos, por la permanente mutación y adaptación de este sempiterno virus.

    A todo ello hay que agregar que la gripe en las personas de avanzada edad presente muchas más complicaciones que en otras edades, y que además puede agravarse considerablemente si no se cuida bien. Es por ello que conviene recabar información sobre el tema, para que sepamos a lo que nos estamos enfrentando.

    Síntomas de la gripe en mayores

    Los síntomas de esta enfermedad en las personas de edad provecta mantienen unas determinadas peculiaridades que debemos conocer. Pero antes, debemos ser precavidos y tomar una serie de cautelas previas, bien conocidas por todos, pero que conviene recalcar porque son de fundamental importancia:

    • Que la persona mayor se vacune de la gripe, pues según reza el dicho, más vale prevenir que curar.
    • Por supuesto, evitar el contacto físico con personas ya afectadas por el virus, pues este se transmite con grande y proverbial facilidad.
    • Cuidar la higiene en todos los aspectos: sobre todo, lavarse las manos, para así evitar que los virus encuentren un territorio adecuado a sus correrías.

    Dado que la gripe en los mayores presenta especial gravedad y delicadeza e incluso puede degenerar en neumonía si no se cuida adecuadamente, es absolutamente imprescindible acudir al médico a los primeros síntomas de la enfermedad. Esto es básico en el cuidado de mayores con gripe. Por tanto, hay que acudir al facultativo cuando se presenten los siguientes indicios más o menos inequívocos:

    • Fiebre alta: por encima de los 38 grados centígrados de temperatura corporal. Es lo habitual en los primeros días en que se padece la gripe, justo después de incubarla.
    • Dolores musculares. Son habituales en los primeros días de enfermedad, pero también como indicio incipiente de esta: es decir, cuando se está incubando.
    • Tos seca.
    • Abundancia de mucosidad. Tanto este síntoma como el anterior pueden no ser meros indicios de catarro o resfriado, sino de gripe. Por ello, hay que prestarles especial atención, sobre todo si la persona afectada es de avanzada edad.

    En el cuidado de personas mayores afectadas por esta dolencia, es necesario tomar unas medidas tan básicas como necesarias:

    • Procurar que la persona mayor afectada repose lo suficiente.
    • Mantener a la persona hidratada, ya que las fluctuaciones térmicas de la enfermedad deshidratan, y por tanto debilitan, al enfermo. Este debe consumir unos dos litros de agua al día, lo que puede incluir zumos y sopas.

    Asimismo, para el cuidado de mayores con gripe es preciso tener presente que si la enfermedad dura más de dos semanas, esta puede tratarse de una infección más grave o haber degenerado en neumonía, por lo que requiere de asistencia médica. En estos casos concretos, hemos de acudir otra vez al médico.